Las bengalas consisten en un pequeño alambre recubierto de una pasta negra que al encenderse produce una luz intensa y chispeante. El recubrimiento es una mezcla de pólvora, partículas de hierro o acero pulverizado y un aglutinante, como azúcar o almidón, que mantiene unidos los dos primeros ingredientes. A esta mezcla se le añade después un poco de agua, para obtener una pasta que es untada en las varitas de alambre. Finalmente, se deja secar para que la pólvora pueda ser encendida y florezcan sus peculiares fogonazos. El color de las chispas depende de la composición química utilizada en la pasta que cubre el alambre. La pólvora es un elemento que todos tienen en común pero, en función de otros ingredientes, se consigue una u otra tonalidad. Así, por ejemplo, con el bario se obtiene un tono predominantemente dorado, que se tornará plateado si prima el aluminio, o rojo si añadimos estroncio.
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