
Galileo, además de dedicarse a la astronomía, dedicó parte de su tiempo y su ingenio a construir aparatos con los cuales poder medir la temperatura. Uno de los más curiosos es el termómetro que lleva su nombre. Seguro que lo has visto en alguna tienda de decoración o similar ya que, además de su utilidad para medir la temperatura, es tremendamente vistoso.

Dependiendo de la temperatura las esferas suben o bajan y la temperatura del agua (y por tanto de la habitación en la que se encuentra el termómetro) se corresponde con la última de las esferas que flotan en la parte superior (la situada más abajo). Cuando la temperatura del agua del termómetro es menor

Cuando la temperatura del aire alrededor del termómetro varía, el agua del tubo tarda cierto tiempo en reaccionar, por lo que se trata de un termómetro con un gran tiempo de respuesta.
Su funcionamiento está basado en la variación de la densidad de un líquido al variar su temperatura y, por tanto, la variación del empuje de Arquímedes que experimenta una esfera situada en el seno del líquido con la temperatura.
Su funcionamiento está basado en la variación de la densidad de un líquido al variar su temperatura y, por tanto, la variación del empuje de Arquímedes que experimenta una esfera situada en el seno del líquido con la temperatura.
Resumiendo
Este curioso termómetro consiste en un tubo de cristal en cuyo interior hay unas pequeñas esferitas de cristal sumergidas en un líquido, de manera que algunas de las esferas están en el fondo y otras en la parte superior. Cada esfera está marcada con un número que representa una temperatura. Cuando la temperatura sube, parte de las esferas del fondo ascienden, y cuando la temperatura baja parte de ellas descienden debido al cambio de densidad de los distintos líquidos, generalmente distintos disolventes orgánicos o mezclas de ellos de bajo punto de ebullición.
Enlázate
No hay comentarios:
Publicar un comentario